Lo que parecía una aventura hace veinte años terminó siendo la gran apuesta de la vida del geólogo suizo Charle Gamba: buscar gas en la cuenca inferior del Magdalena. Era el año 2008 y Colombia estaba atrapada en una violencia guerrillera y paramilitar que no parecía tener salida a pesar del combate por parte de la estrategia de seguridad democrática del presidente Uribe con la que buscaba generar confianza inversionista y asi estimular la llegada de capital extranjero.

Igual que Gamba llegaron otros expertos e inversionistas dipuestos a explorar y explotar la riqueza colombiana en hidrocarburos. Casi en simultánea aterrizaron los venezolanos Miguel de la Campa, Ronald Pantin, José Francisco Arata y con ellos el italiano Serafino Iacono, quienes se asociaron –aunque con control mayoritari

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