El pasado año, en pleno verano, coincidiendo con el primer aniversario de unas generales aciagas, Santiago Abascal dio un golpe de timón de 180 grados al rumbo de Vox. Lo hizo en dos pasos. Primero, tras las elecciones europeas, cambió de aliados en Bruselas: rompió con ECR, el grupo de reformistas y conservadores –del que había formado parte la legislatura anterior y donde se encuentra Fratelli D’ Italia, formación de Giorgia Meloni – y decidió aliarse con Patriots. Es decir: con Le Pen y Orban. Dos referentes políticos que en poco se parecen a la primera ministra italiana.

Justo después, y con el pretexto del reparto de los menores inmigrantes, ordenó a sus dirigentes territoriales, de forma unilateral, que, en ese momento, había en coalición con el Partido Popular: Castilla y León,

See Full Page