La presencia de arsénico en el agua potable es un problema histórico en varias zonas del país, especialmente en regiones áridas y semiáridas donde el recurso proviene de napas profundas. Aunque el fenómeno no es nuevo, nuevos reportes oficiales y de entidades sanitarias volvieron a ubicar el tema en agenda pública debido a la persistencia de valores por encima de los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Según distintas mediciones provinciales y estudios técnicos por parte del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), las zonas más afectadas se concentran principalmente en:

Buenos Aires (interior): municipios del centro y oeste presentan pozos con altos niveles de este contaminante por causas geológicas.

La Pampa: amplios sectores rurales registran

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