Una cifra normal en el glucómetro no garantiza control. Los picos ocultos dañan nervios, piel y órganos. El tiempo en rango puede evitar amputaciones. Foto Canva
La mayoría de las personas con diabetes confía en una cifra diaria: el nivel de glucosa al despertar. Si da “bien”, se asume que todo está bajo control. Pero la ciencia advierte que esa percepción es engañosa. Tener un número normal en la mañana no garantiza que el resto del día el cuerpo no esté sufriendo picos que, silenciosamente, dañan órganos, piel y nervios.
Y cuando esos daños se acumulan durante años, llegan las complicaciones más temidas: úlcera, infección y amputación del pi e. El pie diabético no aparece de un día para otro: es consecuencia de una larga historia de descontrol invisible.
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