A los que crecimos en el tardofranquismo, los del baby boom que, según dicen, vamos a dejar sin pensión a los hijos, nos inculcaron la importancia de mantener una balanza de pagos con el exterior saneada y, en consecuencia, unas hermosas reservas de divisas con las que comprar el petróleo y otras cosas extranjeras que nos faltaban. No era una obsesión como lo del rumano Ceausescu, que dejó a la población sin un filete de vaca que llevarse a la boca, pero el régimen celebraba con satisfacción cuando vendíamos más a los de fuera de lo que les comprábamos, especialmente, en aquel año excepcional de 1973, cuando el acuerdo preferente con el Mercado Común. De ahí, que entre unirme a la denuncia del «si no quieres caldo, tres tazas», de la propuesta sanchista de la nueva fiscal general, que no d
Ojo con la balanza de pagos que también va a peor
LA RAZÓN Opinión12 hrs ago
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