Hay días en los que toca escribir con asco, y eso que uno tiene el estómago acostumbrado a la gastritis crónica y la esofagitis. Nada que no cure el omeprazol y un trago de whisky llegado el momento, ese elixir que adormece el cuerpo mientras despierta los sentidos. Sin embargo, no hay pastilla que cure el asco. Se está más cerca de la muerte cuando la náusea se cincela, mucho más que el dolor.

Ejemplo de asco mayúsculo: Martiño Ramos Sotos, uno de los fundadores de En Marea, ha sido detenido en Cuba, donde vivía a cuerpo de pedófilo, fotografiando a adolescentes a la luz de sus focos. Se había fugado para no cumplir con una condena de 13 años de cárcel por abusar «con sadismo» de una alumna desde que la niña tenía doce años hasta los dieciséis. Este fulano fue estrecho colaborador de Yol

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