El altar mayor de la catedral de Murcia alberga uno de los elementos más singulares y místicos del patrimonio de toda la península, como es la urna que custodia el corazón del rey Alfonso X el Sabio . Este monumento, símbolo de la profunda conexión histórica entre el monarca y la ciudad, va a ganar en aspecto de cara a todos los visitantes que se acercan a verlo de cerca, ya que está siendo objeto de una importante intervención: el ayuntamiento de la localidad ha encargado y adjudicado el proyecto de restauración de la urna a la prestigiosa restauradora Josefa Monteagudo Merlos . Los meticulosos trabajos permitirán garantizar la durabilidad del sepulcro que, compuesto por piedra caliza, ha sufrido el desgaste lógico del tiempo y las inclemencias.

La historia de esta reliquia es tan itinerante como la vida del propio Alfonso X ya que, aunque tenía en alta estima a Murcia, a la que concedió el fuero de Sevilla y donde creó un studium arabicum et hebraicum , su deseo original era que su cuerpo descansara en Sevilla, y su corazón, en Tierra Santa . Sin embargo, finalmente, su cuerpo sí que reposó en la capital andaluza, mientras que su corazón se custodió en la capilla de Santa María la Real de la capital murciana, aunque no fue hasta la época del emperador Carlos I, en 1425, cuando las vísceras fueron trasladadas a su ubicación actual en la recién inaugurada catedral. Para este privilegio, se mandó construir una urna en piedra, decorada en blanco y oro, y custodiada a sus lados por dos heraldos de piedra (maceros), quienes vigilan la reliquia con las enseñas castellanoleonesas en sus dalmáticas. 

La restauradora está empleando, por primera vez en una intervención patrimonial en la catedral de Murcia, un dron fotogramétrico de alta resolución

En la base de la urna se puede leer una inscripción que resalta la lealtad hacia Alfonso X por parte de Murcia : “Aquí están las entrañas del señor rey don Alfonso X, el cual, muriendo en Sevilla, por la gran lealtad con que esta ciudad de Murcia le sirvió en sus adversidades las mandó sepultar en ella”. Conscientes de la importancia de acercar a la ciudadanía este patrimonio en plena fase de restauración, el ayuntamiento de la ciudad ha contemplado la organización de visitas guiadas durante la ejecución de los trabajos. Los visitantes, por lo tanto, podrán observar el proceso de restauración en directo, fuera del horario de culto, gracias a la instalación de un andamio en el altar mayor.

La responsabilidad de devolver el esplendor original a esta obra renacentista del siglo XVI recae en Josefa Monteagudo Merlos, una de las restauradoras más reconocidas a nivel regional y nacional, con una reputada trayectoria de más de 25 años. El objetivo principal de esta actuación, cuyo presupuesto podría oscilar entre los 30.000 y los 45.000 euros, es corregir las patologías causadas principalmente por la humedad capilar que afecta a la urna desde su última intervención en 1997. El minucioso trabajo de Monteagudo podría tener un plazo de ejecución de alrededor de dos meses , trabajo que ha comenzado con una innovadora fase de documentación previa. 

Un dron como ayuda

Y es que el equipo técnico dirigido por la restauradora está empleando, por primera vez en una intervención patrimonial en la catedral de Murcia , un dron fotogramétrico de alta resolución . Esta herramienta capta centenares de imágenes para generar un modelo 3D exacto del monumento y su entorno inmediato. Este “ayudante” digital aporta un valioso registro documental de alta fidelidad, permitiendo detectar fisuras, deformaciones o pérdidas que son invisibles al ojo humano. Además del dron, se utilizan otras herramientas avanzadas de diagnóstico no invasivas: el georradar vertical para detectar posibles cavidades ocultas en la piedra, cámaras termográficas para identificar zonas afectadas por la humedad, y micropapeles de celulosa para medir la concentración de sales disueltas en la superficie.

Una vez finalizada la documentación, la intervención física incluirá la limpieza de superficies, la eliminación de sales y morteros deteriorados, la consolidación estructural y la reintegración de volúmenes. Los trabajos no se limitan únicamente a la urna, sino que también abarcan los elementos escultóricos que la componen: el arco triunfal, los maceros y las lápidas conmemorativas, asegurando la máxima fidelidad al original. La propia restauradora ha señalado que la obra es “compleja” debido a los muchos añadidos e intervenciones a las que ha sido sometida a lo largo de distintas épocas. Por ejemplo, los estragos del incendio de 1854 abrieron grietas e impregnaron la piedra de humo, provocando una reacción química que hace que sea prácticamente imposible recuperar el color original de la caliza, una tonalidad blanca casi crema, sin tener que rebajar el material.

En cuanto a la propia catedral, un curioso viajero debe saber que antes de que la Reconquista llegara a la ciudad, el lugar en el que se encuentra hoy el templo estaba ocupado por una mezquita musulmana, la Mezquita Aljama. Esa mezquita fue, desde el siglo XIII, utilizada como iglesia, hasta que se derribó para levantar la actual catedral en 1394. La catedral, de estilo gótico , se consagró en 1467, aunque las obras de reformas y ampliaciones no cesaron hasta el siglo XIX. De estilo gótico original, también alberga elementos de otros estilos, como la capilla de los Vélez (gótico flamígero), la puerta de las Cadenas y la capilla del Junterón (renacentista) o la capilla del Trascoro (barroco). Su torre campanario cambió de estilo varias veces durante su construcción: desde el renacentista hasta neoclásico, pasando por el barroco y el rococó.

En cualquier caso y preguntada si murcianos y visitantes podrán ver algún día la urna abierta con los restos de Alfonso X el Sabio, la restauradora Josefa Monteagudo ha descartado esta opción, por lo que la leyenda y la integridad del corazón de aquel rey, que quiso descansar en la ciudad que tanto lo sirvió en sus adversidades, seguirán intactas en el interior de la catedral murciana. Así que todos aquellos que visiten el sepulcro, en plena restauración o al finalizar la misma, tendrán que conformarse con imaginar cómo llegó y cómo reposa actualmente el corazón de Alfonso X.