Los tatuajes no solo dejan una marca visible. Un nuevo estudio realizado con ratones en Europa sugiere que la tinta que se utiliza para hacerlos provoca inflamación duradera en los ganglios linfáticos encargados de drenar la zona tatuada y puede modificar la respuesta del cuerpo ante ciertas vacunas .

El hallazgo fue publicado en la revista PNAS de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos y pone la lupa sobre la seguridad inmunológica de las tintas usadas en todo el mundo.

Los pigmentos de la tinta permanecen durante meses dentro de células defensivas ubicadas en los ganglios linfáticos y provocan que la zona siga inmunológicamente activa mucho tiempo después de la aplicación, según los investigadores que trabajan en cinco países.

Pertenecen a la U

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