La segunda cuestión de confianza a la que se somete Jaume Collboni para aprobar el presupuesto municipal tiene un aroma muy distinto a la primera, expuesta el 27 de marzo del 2024, cuando el PSC todavía deshojaba la margarita, con BComú y Junts, sobre quién podía ser su socio de gobierno. También entre los socialistas, sobre todo el teniente de alcalde de Economía Jordi Valls, la paciencia y la experiencia han hecho callo en todo este tiempo, hasta el punto de que a año y medio de las elecciones no han dado pábulo a un diálogo con los comunes que a todas luces no iba a prosperar por la concatenación de líneas rojas que se tenían que cruzar por ambos lados. El de este miércoles ha sido un pleno extraordinario que resume bien lo que llevamos de mandato: un gobierno surfeando sobre una so

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