Un caso es un “dolor de cabeza” para el Gobierno. Le requiere plata que no tiene, implica profundizar el compromiso con China y cada vez se parece más a un “elefante blanco” que consumirá recursos públicos sin dejar mayores beneficios.
La otra se convirtió en una “Cenicienta”. Hace dos años, el Gobierno de Alberto Fernández no se animó a lanzar una licitación para la explotación de represas en el Comahue. La administración de Javier Milei avanzó en ese sentido y se encontró con más interesados de los que suponía. Y presagia una lluvia de dólares que no estaba ni en sus mejores planes.
Las represas de Santa Cruz son un problema para el Gobierno nacional. China aportó financiamiento por miles de millones (se habla de u$s 1900 millones), pero aún faltan -al menos- otros u$s 700 millones par

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