Hace unos días renunció a su cargo de camarista en lo criminal y correccional, el Dr. Emilio Andruet, experimentado magistrado -hasta el 1ro. de Diciembre- con 16 años de ejercicio del cargo, el máximo de la carrera judicial.

Andruet, de 62 años de edad, estaba a solo 3 años de cumplir con la edad mínima de jubilación, lo que le hubiera garantizado un suculento ingreso de por vida en el caso de haber accedido a ese beneficio.

Ahora bien, sobre lo que me quiero detener es, por un lado, en los argumentos explícitamente esgrimidos por el renunciante, que resultan sumamente interesantes de analizar.

En primer término, Andruet refiere haber perdido la vocación como juez, frente a lo cual cabe preguntarse si los funcionarios judiciales en general y los magistrados en particular -jueces, fisca

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