Colombia vuelve a caminar sobre un terreno que ya había recorrido… y que juró no volver a pisar.

Antes fue el computador de Raúl Reyes, cuyas menciones generaron escándalos, versiones, dudas y polémicas políticas. Hoy es el computador de alias Calarcá, en el que aparecen los nombres de Petro y Francia Márquez. Evidenciando cada vez que se levanta una piedra en el mundo criminal, aparece la sombra del poder político rondando demasiado cerca.

Lo verdaderamente escandaloso no es que un cabecilla escriba nombres. Escandaloso es que el país esté viendo, casi en cámara lenta, cómo la criminalidad se siente cómoda dentro del Estado. Cómoda. A gusto. En confianza. Porque eso es lo que transmite un gobierno que bloquea extradiciones, que reviste con el título de “gestores de paz” a individuos con

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