Ser mujer incrementa las posibilidades de sufrir algún tipo de violencia casi de manera automática, no importa la condición económica o social de la persona, como quedó demostrado hace unas semanas la agresión a la Presidenta en el Zócalo de la Ciudad de México. Los gobiernos han invertido tiempo y esfuerzo en mejorar las políticas públicas para cerrar las brechas de desigualdad en contra de las mujeres con políticas más o menos exitosas según los estados o el presupuesto con el que se cuenta a lo largo de los sexenios.

Sin embargo, ahora parece que el esfuerzo está en convencernos a todos de que todas esas medidas son necesarias. Que las medidas no están inclinando una balanza —que tiene cientos de años desequilibrada— a otro sitio mas que la igualdad.

El esfuerzo que hay que hacer ahor

See Full Page