Emmanuel Macron eligió un escenario militar para anunciar la iniciativa sobre la que lleva meses preparando a la opinión pública francesa. En la base del Ejército de Tierra en Varces, cerca de Grenoble, durante una visita a la 27ª Brigada de Infantería de Montaña, el presidente francés presentó su propuesta para instaurar un Servicio Nacional Voluntario (SNV), “un nuevo marco para servir en las Fuerzas Armadas” y responder al “deseo de compromiso” de los jóvenes.

Macron había evocado varias veces a lo largo de este año la idea de un servicio militar. Esta misma semana había reiterado la necesidad de “reforzar el pacto entre el ejército y la nación”, en el contexto actual de “conflictos híbridos”. A su juicio, ese pacto pasa por que los franceses comprendan mejor el funcionamiento de las Fuerzas Armadas y eso les incite a alistarse como reservistas, “algo muy importante porque aporta competencias a nuestras fuerzas armadas”, según afirmó el martes en una entrevista a la radio RTL.

La prensa francesa ya había avanzado estos últimos días algunos de los detalles del dispositivo: abierto a partir de 2026 a los franceses y francesas mayores de 18 años, tendrá una duración de 10 meses y estará remunerado con entre 900 y 1.000 euros al mes.

La voluntad es movilizar entre 2.000 y 3.000 personas durante el primer año, con el objetivo de alcanzar los 50.000 en 2035. Actualmente, el ejército francés cuenta con unos 200.000 militares en activo y unos 45.000 reservistas. La idea es aumentar las capacidades para “adquirir la masa” necesaria para resistir a largo plazo en caso de conflicto, según una fórmula utilizada por el general Pierre Schill, jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra francés, este verano.

En todo caso, Macron hizo énfasis en que los voluntarios de este nuevo servicio nacional no participarán directamente en operaciones militares, sino que, al término de la formación, se integrarán en la reserva operativa, que puede ser utilizada en determinadas operaciones (por ejemplo, las misiones de vigilancia Sentinelle).

Una referencia a la polémica suscitada por las recientes declaraciones del jefe del Estado Mayor del Ejército, Fabien Mandon. La semana pasada, en un discurso ante el congreso de alcaldes de Francia, el general Mandon consideró necesario que el país recuperara la “voluntad para aceptar pasarlo mal a fin de proteger lo que es” y que estuviera dispuesto a “aceptar perder a sus hijos”.

Declaraciones que provocaron un fuerte debate mediático y una oleada de reacciones por parte de varios responsables políticos. Por eso en los días previos Emmanuel Macron se había apresurado a descartar cualquier “confusión” sobre una supuesta intención de enviar jóvenes franceses a Ucrania:

“No es en absoluto el sentido de esto”, había declarado a RTL, recordando que un posible despliegue de soldados profesionales franceses en Ucrania en el marco de una “fuerza de seguridad” internacional solo se produciría tras la firma de un acuerdo de paz con Rusia. El presidente insistió en que un soldado comprometido “asume sacrificios”, pero que es absurdo insinuar que toda la población estaría llamada a hacer lo mismo.

Acogida positiva

El Servicio Nacional Voluntario es uno de los componentes de la respuesta de las autoridades francesas al aumento de las tensiones con Rusia, en un momento en el que varios países europeos se están planteando vías para aumentar su capacidad de movilización militar.

En todo caso, la iniciativa que ha presentado Macron parece estar siendo bien recibida por la población, de acuerdo con varias encuestas. Casi tres de cada cuatro franceses (el 73%) se muestran a favor, según un sondeo de Elabe para el canal BFMTV.

En el terreno político la acogida ha sido más variada. Si el Partido Socialista se ha mostrado favorable, Los Ecologistas y Francia Insumisa han criticado el carácter militarista del dispositivo. “No, Francia no está en guerra”, afirmaba hace unos días la diputada insumisa Clémence Guetté, vicepresidenta segunda de la Asamblea Nacional. “Creo que [el SMV] no es la solución. Además, llega en un contexto muy preocupante”.

El partido de Jean-Luc Mélenchon propone desde hace años un servicio cívico obligatorio, enfocado a cuestiones sociales y ecológicas. En cuanto a Agrupación Nacional, el partido de Marine Le Pen, considera que el servicio militar voluntario no va lo suficientemente lejos y defienden la instauración de uno obligatorio.

Este SMV toma el relevo del Servicio Nacional Universal (SNU), una promesa de campaña de Macron en 2017, que el Gobierno francés había lanzado en 2019. Más enfocada sobre cuestiones civiles —“para implicar a la juventud en la vida de la nación”— la iniciativa fue abandonada en otoño de 2024, debido a un coste muy por encima de lo presupuestado y a sus escasos resultados.