El número de víctimas mortales por el devastador incendio que se declaró este miércoles en varios rascacielos del distrito de Tai Po , en Hong Kong , ha ascendido ya a 55 personas fallecidas , entre ellas un bombero que perdió la vida durante las labores de rescate. Así lo han confirmado este jueves las autoridades locales, en un balance que podría aumentar a medida que avancen las operaciones.
Además, más de 70 personas han resultado heridas , siete de ellas de nacionalidad china , y las autoridades mantienen la búsqueda de 279 desaparecidos , una cifra alarmante que refleja la magnitud de la tragedia. El siniestro se produjo en una urbanización en construcción , donde las llamas se propagaron con una rapidez inusitada, atrapando a decenas de trabajadores y residentes en los pisos superiores.
El Departamento de Bomberos ha detallado que 51 cuerpos fueron recuperados entre los escombros y zonas calcinadas del complejo, mientras que cuatro personas más fallecieron en el hospital debido a la gravedad de las quemaduras y otras lesiones. Las tareas de rescate han movilizado a más de 800 bomberos , apoyados por 140 vehículos y un equipo de drones que sobrevuela la zona para detectar focos activos y localizar a posibles supervivientes.
Tres individuos, entre ellos dos directivos de la promotora inmobiliaria y un jefe de obra , han sido detenidos bajo la acusación de negligencia grave , según ha informado la Policía de Hong Kong. La investigación preliminar apunta a una posible irregularidad en los materiales empleados en la construcción. En concreto, el uso de bambú en los andamios exteriores —una práctica habitual en la región— y la presencia de paneles de poliestireno en las fachadas habrían actuado como acelerantes , facilitando la expansión del fuego por todo el edificio en cuestión de minutos.
Los expertos forenses ya están analizando muestras de estos materiales y recopilando testimonios de supervivientes para reconstruir cómo comenzó y se extendió el incendio. Mientras tanto, la zona permanece acordonada y bajo vigilancia, en un intento por garantizar la seguridad estructural de las torres afectadas y prevenir nuevos derrumbes.
Las autoridades locales han declarado el estado de emergencia y han solicitado colaboración ciudadana para identificar a los desaparecidos. La tragedia ha generado una fuerte conmoción social y ha reavivado el debate sobre los estándares de seguridad en la construcción , especialmente en proyectos de gran altura. Las familias de las víctimas exigen responsabilidades penales y la revisión inmediata de los protocolos de edificación en la región.
Hong Kong, una ciudad conocida por su densa verticalidad urbana, afronta ahora una de las mayores catástrofes urbanas de su historia reciente. La comunidad internacional ha comenzado a enviar mensajes de condolencia, mientras se espera que el Gobierno regional anuncie medidas adicionales en las próximas horas.

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