En un país y una región acostumbrada a vivir en un permanente impasse, hoy se cumple un año de incertidumbres del alto el fuego entre Tel Aviv e Hizbulá tras varias a la entonces más poderosa de las fuerzas proxy de la República Islámica de Irán. Doce meses de tregua teórica -porque Israel no ha dejado de golpear objetivos personales o infraestructuras de la entidad terrorista en el sur y el valle de la Becá- marcados por la mengua sufrida por Hizbulá , que vio caer a todos sus mandos, uno tras otro, el otoño de 2024 y el teórico plan del Gobierno libanés para proceder a su desarme, infructuoso hasta el momento a pesar de la presión estadounidense -e israelí- y de la debilidad de la organización chií.

El 27 de noviembre llega además apenas cinco días , el considerado jefe de su Estado

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