El uso de vehículos eléctricos compartidos ha crecido de forma acelerada en las ciudades estadounidenses , al punto de convertirse en una herramienta cotidiana para miles de personas que buscan movilidad rápida, económica y libre de emisiones. Sin embargo, cuando ocurre un accidente, la situación deja de ser tan sencilla.

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A diferencia de un vehículo particular, un auto compartido está respaldado por contratos, reglas específicas del servicio, seguros con condiciones particulares y procedimientos que deben seguirse al pie de la letra.

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Muchos usuarios no conocen estas reglas hasta que se enfrentan a un choque y descubren que la responsabilidad va más a

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