Una ley que puede callar a quien incomode

La reforma al delito de extorsión que impulsó Morena está generando mucho ruido, y no es para menos. Sus defensores aseguran que el objetivo es combatir un delito grave que afecta a miles de mexicanos. Y sí, combatir la extorsión es urgente. Pero hay una diferencia enorme entre perseguir criminales y castigar la crítica. El problema no es la intención, sino la forma: la ley quedó tan abierta, tan ambigua, que puede volverse un arma contra periodistas, ciudadanos, activistas y cualquiera que cuestione al poder.

La alerta nace de una frase clave: Extorsión podrá ser “obligar a alguien a hacer, tolerar o dejar de hacer algo”. Sin exigir amenaza, sin exigir violencia, sin exigir beneficio personal. Solo “obligar” y usando su propio criterio para esa

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