El Mar Negro volvió a convertirse en un tablero de guerra silenciosa tras la explosión casi simultánea de dos petroleros ligados a la llamada Flota Sombra rusa, un entramado de embarcaciones sancionadas que Moscú utiliza para mantener a flote su negocio petrolero. Ucrania se atribuyó los ataques y afirmó que forman parte de una estrategia para limitar la capacidad económica del Kremlin en plena invasión. El episodio, ocurrido cerca de la costa turca, reaviva la incertidumbre en una de las rutas más sensibles para el comercio energético mundial.
El golpe se centró en el Kairos y el Virat, dos buques oceánicos incluidos en listas negras internacionales por su papel en el transporte de crudo ruso tras 2022. Ambos navegaban vacíos rumbo a puertos rusos para cargar petróleo cuando fueron alcan

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