Daniel Roqueta no fue solo un sastre. Fue un artesano con personalidad, uno de esos tipos que transforman un oficio en un sello. Murió este sábado en su casa de Utebo, a los 78 años , dejando tras de sí una carrera que cruzó barreras entre lo taurino, la moda y el espectáculo mundial. No es poca cosa: lució una chaquetilla suya como si saliera por la puerta grande de Las Ventas .
Lo curioso es que todo empezó en 1984, con aguja autodidacta y mucha observación. Roqueta aprendió solo a coser los trajes de luces y se convirtió, sin pretenderlo, en una referencia para figuras como El Juli, Antonio Ferrera, Pepín Liria o Paulita . Su estilo tenía eso que no se compra ni se enseña: identidad. Cada traje tenía algo de quien lo vestía, pero mucho de quien lo hizo .
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