La Inteligencia Artificial (IA) se ha instalado en nuestro día a día casi sin darnos cuenta. Recomendaciones de música, diagnósticos médicos, cámaras que reconocen rostros o sistemas que filtran postulaciones laborales. Todo esto funciona gracias a modelos que aprenden de datos. Y si bien llegó para ayudarnos, su mal uso puede afectar derechos tan básicos…

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