El estornudo es un reflejo natural del cuerpo diseñado para expulsar partículas irritantes y proteger las vías respiratorias. Cuando una persona decide reprimir un estornudo , la presión interna no desaparece; simplemente busca otra salida. De acuerdo con informes médicos publicados en revistas especializadas, la presión generada durante un estornudo puede alcanzar velocidades de más de 150 km/h, por lo que retenerlo dirige esa fuerza hacia los tejidos sensibles de la cabeza.
Esto puede provocar microlesiones en los vasos sanguíneos de la nariz, los ojos o los senos paranasales. En casos documentados, se han presentado rupturas de pequeños vasos que derivan en hemorragias subconjuntivales, esas manchas rojas que aparecen en los ojos tras un esfuerzo excesivo. Aunque suelen sanar sin

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