La infancia, la juventud, los edenes perdidos, siempre han sido material literario para amasar memorias, autobiografías, novelas. conserva entre sus recuerdos aquellos paseos que de pequeño daba con su padre por el corazón de Barcelona. Unos recorridos traufados por anécdotas que despertaban en su conciencia admiración y curiosidad, las primeras condiciones de los hombres avocados a la literatura. «Yo de niño iba por esas calles del barrio gótico. Todavía era una ciudad industrial, de profesionales, sin presencia de turismo. Muchos años más tarde, hace aproximadamente 15, me nombraron miembro de las Buenas Letras de Barcelona y me volví a familiarizar con la zona. Me di cuenta de que era una Disneylandia, pero hecha con cierta categoría. El puente del obispo fue levantado en 1928, y que

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