La muerte de un hijo parece ser un escenario impensable para todos aquellos que han experimentado la paternidad y, si bien contempla las mismas etapas de cualquier otra pérdida, la creencia cultural de que son los hijos quienes deben despedir a sus padres, y no al contrario, impone una carga emocional profunda y desafiante.

Desde la psicología se ha investigado mucho acerca del duelo, sus etapas y las diferencias que hay según la etapa de la vida en la cual se vive. Por ejemplo, en un estudio publicado en la Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, se encontró que en la adultez existe una relación directa entre el tipo de vínculo familiar y el nivel de dificultad para afrontar la pérdida, siendo notablemente mayor cuando se trata de la muerte de un hijo .

De hecho, Pao

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