El sistema humanitario internacional pasa por una crisis profunda: al mismo tiempo que registra la mayor caída financiera de su historia, los actores humanitarios son deslegitimados e, incluso, atacados directamente en el marco de los conflictos armados, en los que ya no rigen las normas básicas humanitarias.

Esta es la dramática conclusión del informe del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH) y Médicos Sin Fronteras (MSF) titulado “La acción humanitaria en 2024-2025: un sistema en crisis, entre recortes, búsqueda de legitimidad y necesidad de reformas urgentes”, presentado este miércoles en Madrid. 

El año pasado cerró con la mayor caída de financiación jamás documentada, fruto de los recortes de muchos de los principales donantes. La financiación humanitaria fue de 46.100 millones de dólares en 2024, un 10% menos que el año anterior, y se prevé que siga reduciéndose en 2025, entre un 34% y un 45% respecto a 2023. Además, a 1 de octubre de 2025, solo se ha cubierto un 21,1% de las necesidades de la ONU (9.560 millones de dólares de los 45.340 requeridos), lo que evidencia la fragilidad del actual esquema de financiación humanitaria. 

La reducción de los fondos destinados a la acción humanitaria coincide con un aumento en el gasto en defensa y la política exterior agresiva de varios dirigentes mundiales, encabezados por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Tras su regreso a la Casa Blanca a principios de 2025 ha habido importantes recortes de la agencia estadounidense de ayuda al desarrollo USAid.

Sin embargo, el informe destaca que ni Trump ni USAid son casos excepcionales, porque “numerosos donantes ya habían comenzado a marcar una tendencia de recortes en la financiación que, lejos de ser coyuntural, parece consolidarse con el paso de los años”. 

Equipos de MSF distribuyen suministros para calefacción a más de un millar de familias en los campamentos de la región noroeste de Siria, en enero de 2025.

Más dinero para Palestina, menos para Ucrania

En el periodo analizado, Palestina se convirtió en el mayor receptor de fondos con un total de 2.900 millones de dólares (un 51% más que en 2023), mientras que Ucrania recibió alrededor del 25% menos de financiación y Siria, menos de la mitad que en 2023.

El informe señala que esta situación ha provocado “la reducción de la financiación directa a actores locales y de los programas de transferencias monetarias”; además, “los recortes anunciados han generado incertidumbre”, especialmente en el caso de EEUU, ya que la información sobre la ayuda exterior no es de dominio público, agrega el informe. 

Los recortes recientes están teniendo graves repercusiones en el acceso a servicios médicos vitales, especialmente en países en conflicto o muy pobres, como Somalia, donde han forzado el cierre de decenas de estructuras de salud, disparando las muertes por desnutrición infantil. Las reducciones han afectado no sólo a los programas de nutrición, sino a la prevención y tratamiento de la malaria, a la lucha contra el VIH y la tuberculosis, y los servicios de salud sexual y reproductiva. La lucha contra la malaria —que en 2023 causó cerca de 600.000 muertes— se ha visto especialmente comprometida en regiones como el Sahel, destaca el informe. 

La directora general de MSF España, Raquel Ayora, alerta en el texto de que “esta crisis no solo refleja limitaciones financieras, sino también un viraje político que desatiende principios humanitarios básicos como humanidad e imparcialidad. La situación actual amenaza con consolidar un enfoque transaccional de la ayuda, en el que millones de personas quedarán excluidas del acceso a servicios de salud esenciales”.

Centro de tránsito para personas desplazadas por los combates en la región de Dnipropetrovsk, en Ucrania, en octubre de 2025.

Ataques directos contra actores humanitarios 

El informe denuncia que “los ataques contra misiones médicas y humanitarias se han convertido en la nueva normalidad en los contextos de conflictos armados”, en los que la violencia contra hospitales, personal y transportes médicos no cesa y, en la mayor parte de los casos, “con altos niveles de impunidad”.

En Gaza, los ataques sistemáticos contra los hospitales y clínicas –principalmente por parte del ejército israelí– han devastado el sistema sanitario. Esto también evidencia otra tendencia detectada por los autores del informe: los actores estatales son los principales perpetradores de los ataques. 

Mientras, en Sudán, el personal humanitario es blanco directo de ataques, con secuestros y saqueos frecuentes. El informe señala que “el creciente número de trabajadores humanitarios y médicos muertos en conflictos armados exige medidas urgentes para poner fin a la impunidad y prevenir su recurrencia”. Además, subraya que el personal que sufre la mayor parte de los ataques y asume más riesgos es el personal local, entre otras razones porque los recortes de la financiación llevan a la reducción de la presencia de organizaciones internacionales en las zonas de conflicto.

“El personal contratado localmente paga, cada vez más, las consecuencias. También lo hace en cuanto parte de la comunidad, a la que el derecho y la moral internacionales parece proteger cada vez menos”, lamenta el informe.

En este contexto, la directora general de MSF España concluye que “sin voluntad política y un compromiso genuino, los civiles y el personal médico-humanitario seguirán sufriendo las consecuencias de este desprecio por las normas humanitarias básicas”.

Ambulancia de MSF atacada y destruida en Gaza, en diciembre de 2023.

La ayuda española al desarrollo, lejos del objetivo

El informe del IECAH y MSF también analiza la contribución de España al sistema humanitario internacional. La Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) española creció un 11,87 % en 2024, superando los 4.000 millones de euros, pero los fondos destinados a la acción humanitaria descendieron un 18,5%, situándose en poco más de 174 millones (4,3 % de la AOD total). 

Si bien la AOD neta ha experimentado un incremento en términos absolutos, su peso respecto a la renta nacional bruta es reducido y se sitúa lejos del compromiso de llegar al 0,7% como los años previos.

La acción humanitaria de la Administración pública central española experimentó una reducción significativa respecto al año anterior, pasando de 171,29 millones en 2023 a 130,31 millones de euros en 2024, un descenso del 23,92%.

La mayoría de la ayuda al desarrollo española fue destinada a Oriente Medio, África subsahariana y América Latina, con Palestina, Níger, Mali y Venezuela como principales destinatarios de la ayuda.