Los planes de pensiones son grandes desconocidos para muchos ahorradores debido, en ocasiones, a la falta de pedagogía en torno a los productos financieros: ¿son realmente una buena opción de ahorro? ¿Qué tratamiento fiscal ofrecen? ¿Cómo se recupera el dinero? Una experta en fiscalidad ayuda a separar el mito de la realidad y explica qué debes saber para sacarles partido.
Un plan de pensiones funciona como un depósito de ahorro a largo plazo pensado para complementar en un futuro la prestación por jubilación. Llegado el momento, además de recuperar el dinero aportado durante la vida laboral, se recibe la rentabilidad que haya generado. “El principal beneficio fiscal de un plan de pensiones es que te permite invertir antes de pagar el IRPF, es decir, con dinero bruto. No pagas impuestos sobre el dinero que aportas al plan hasta que lo rescatas”, afirma Olivia Feldman, economista y cofundadora de HelpMyCash.
“Dicho de otro modo: la parte de tu sueldo que normalmente iría a Hacienda entra a formar parte de la inversión. Digamos que el Estado se convierte en tu ‘socio de inversión’, porque te deja diferir el pago de esos impuestos. Eso aumenta tu capacidad de inversión hoy y hace que el interés compuesto trabaje sobre una base mayor”, aclara la experta.
Mitos de los planes de pensiones
Actualmente, en un plan de pensiones individual el límite de aportación es de 1.500 euros al año. “Ese es, en la práctica, el máximo sobre el que puedes aplicar la ventaja fiscal en tu declaración de la renta”, explica Feldman. “Aunque el límite se ha reducido mucho respecto a lo que había antes, el plan de pensiones sigue siendo una herramienta interesante precisamente por ese tratamiento fiscal y por el poder del interés compuesto a largo plazo”, valora.
Para la economista, este es el mito más extendido actualmente, que “ya no merece la pena el plan de pensiones porque el tope es muy bajo”. “Sigue existiendo la ventaja de invertir con dinero bruto, antes del IRPF, y sigue funcionando el interés compuesto: lo que vas ganando se reinvierte y también crece con el tiempo”, defiende Feldman.
“Aunque la cantidad anual esté limitada, el efecto acumulado de años y años de aportaciones, más el interés compuesto y el diferimiento fiscal, puede ser muy potente a largo plazo. Por ejemplo, imagina que inviertes durante 25 años 125 euros al mes en un plan de pensiones que, de media, ofrece una rentabilidad del 8% anual. Al cabo de ese tiempo habrías aportado 37.500 euros de tu bolsillo y habrías generado en torno a 81.370 euros en intereses. En total, al final de los 25 años tendrías unos 118.800 euros acumulados en el plan”, explica. “Al final la constancia y el tiempo son claves cuando hablamos de inversión”.
Para trabajadores por cuenta ajena, también puede existir la opción de adscribirse a un plan de empresa, con el mismo fin que el individual, pero en estos casos, suelen ser las propias compañías las que ingresan el dinero en los planes de sus empleados. “Fiscalmente, hoy en España es más interesante aportar a un plan de empresa que a un plan individual, porque el límite de desgravación puede llegar a unos 10.000€ al año. Pero, ojo, la fiscalidad es importante, pero no lo es todo. Si el plan de empresa cobra muchas comisiones o suele dar malos resultados, puedes estar ahorrando impuestos por un lado y perdiendo rentabilidad por otro”, destaca Feldman. “Por eso decimos desde HelpMyCash que primero miramos fiscalidad, pero luego miramos rentabilidad, comisiones y calidad del plan”.
Cómo y cuándo rescatar el plan
En lo referente a las aportaciones, hay quienes optan por ir mes a mes y quienes prefieren concentrarlas en un único pago a finales de año. “Desde el punto de vista fiscal, da exactamente igual aportar el 1 de enero o el 31 de diciembre, la desgravación es la misma si al final del año has aportado la misma cantidad”, sostiene la experta, que sí da importancia al modo en el que se rescata del plan. “Aquí es donde se puede deshacer, en un momento, todo lo ganado durante décadas”, enfatiza.
Para no perder el beneficio fiscal, la clave para Feldman es planificar: “Hacer un plan financiero que recoja cuánto necesitas, durante cuánto tiempo y, a la vez, un plan fiscal que te ayude a repartir los rescates para no saltar a tramos de IRPF más altos”.
Así, la experta recuerda la importancia de no sacar cantidades muy grandes de golpe, que el rescate tributa como salario a efectos de IRPF y, por el mismo motivo, recomienda llevarlo a cabo cuando los ingresos sean más bajos. “A partir de los 10 años desde la primera aportación, ya puedes empezar a disponer del dinero. Eso refuerza la necesidad de tener una estrategia clara antes de empezar a rescatar”, insiste.

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