Maddy Olcott planea iniciar su carrera profesional después de graduarse. Pero esta estudiante de tercer año en la Universidad Estatal de Nueva York, campus Purchase, no tiene planes, por ahora, de formar una familia. Ni siquiera con los incentivos que ofrece el gobierno de Donald Trump como los “bonos por bebé” de $1.000 o los tratamientos de fertilidad más económicos.

“Este país quiere que seamos máquinas de parir, pero están recortando los pocos recursos que existen”, dijo Olcott, de 20 años. “¿Y un bono de $1.000 por tener un bebé? ‘¿De verdad?’  Eso ni siquiera cubre un mes de renta”.

El gobierno quiere que los estadounidenses tengan más hijos y está impulsando políticas públicas para revertir la caída en la tasa de natalidad en el país.

A mediados de octubre, la Casa Blanca presentó un plan para ampliar el acceso a tratamientos de fertilización in vitro . El presidente  Trump ha promocionado estas iniciativas , y se ha llamado a sí mismo “ el presidente de la fertilización ”.

Sin embargo, grupos de derechos reproductivos y otras organizaciones de defensa afirman que estos esfuerzos por aumentar la natalidad no compensan el rumbo general del gobierno, que apunta a recortar planes federales como Medicaid, el Programa de Seguro de Salud Infantil (CHIP) y otras iniciativas que apoyan a mujeres y niños.

Según estos grupos, el enfoque “pro familia” no se limita a fomentar que las personas tengan más hijos. Más bien, afirman, ese discurso se está utilizando como herramienta para impulsar una agenda conservadora que amenaza la salud de las mujeres, los derechos reproductivos y la participación femenina en el mercado laboral.

Algunos expertos pronostican que estas políticas podrían desalentar la maternidad y aumentar la mortalidad materna.

“La derecha religiosa quiere más bebés blancos cristianos y está tratando de restringir la libertad reproductiva de las mujeres para lograrlo”, dijo Marian Starkey , vocera de Population Connection, una organización sin fines de lucro que promueve la estabilización demográfica mediante el acceso a anticonceptivos y el aborto. “El verdadero peligro es el recorte constante de los derechos reproductivos”, afirmó.

La Casa Blanca no respondió a múltiples solicitudes de entrevista.

Un paquete de programas federales que por años han apoyado a mujeres y niños también está en la mira de Trump y de miembros de su gabinete, que dicen impulsar políticas pro natalidad.

Por ejemplo, los requisitos laborales para acceder a Medicaid, establecidos por la ley de presupuesto de los republicanos, One Big Beautiful Bill Act, aprobada en julio, exigirán más trámites y más requisitos que, según la Oficina de Presupuesto del Congreso , harán que millones de beneficiarios que ahora califican pierdan su cobertura. Medicaid cubre más del 40% de los nacimientos .

Esa misma ley también recorta fondos federales para un programa nacional que proporciona beneficios mensuales en alimentos. Casi el 40% de quienes recibieron esa ayuda en el año fiscal 2023 fueron niños.

Los recortes presupuestarios y el congelamiento de contrataciones promovidos por los republicanos han afectado al programa Head Start , una iniciativa educativa federal que ofrece guardería y preescolar a niños pequeños de familias de bajos ingresos, en momentos en que adultos en todo el país piden al gobierno que reduzca los crecientes costos del cuidado infantil .

Además, los republicanos suspendieron por un año el financiamiento de Medicaid para Planned Parenthood of America debido a que ofrece servicios de aborto, lo que obligó al cierre de unas 50 clínicas en todo el país desde comienzos de 2025.

Planned Parenthood brinda una amplia gama de servicios de salud para mujeres, que incluyen exámenes médicos generales, pruebas para detección de cáncer de mama y atención prenatal inicial .

Grupos que abogan por la salud y los derechos reproductivos de las mujeres sostienen que las acciones de la administración y del Congreso republicano están dificultando que las familias accedan al apoyo y atención médica que necesitan.

“Se habla mucho sobre quiénes ‘merecen’ recibir asistencia pública y, para muchos legisladores, no son las madres solteras”, señaló Allyson Crays , analista en derecho y políticas de salud pública de la Escuela de Salud Pública del Instituto Milken de la Universidad George Washington.

La perspectiva pro natalidad, en general, promueve que el gobierno intervenga para fomentar la procreación, a partir de la creencia de que la cultura moderna ha dejado de valorar la célula familiar. Sus defensores también afirman que estas políticas son necesarias desde el punto de vista económico.

Menos nacimientos

La tasa de natalidad nacional ha mostrado una tendencia en baja desde 2007.

Entre 2015 y 2020, el número de nacimientos disminuyó en promedio un 2% anual, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), aunque desde entonces hubo fluctuaciones.

Las ideas centrales de este movimiento están plasmadas en el Proyecto 2025, una iniciativa política liderada por la organización conservadora Heritage Foundation, cuyas propuestas han sido adoptadas en gran parte por el gobierno de Trump. El documento afirma que los niños se desarrollan mejor en un “matrimonio heterosexual y estable”.

“Los hombres y mujeres casados representan la estructura familiar ideal y natural, porque todos los niños tienen derecho a ser criados por el hombre y la mujer que los concibieron”, indica el texto

El Proyecto 2025 también propone medidas que, según los críticos, son perjudiciales para la salud de las mujeres. Por ejemplo, busca eliminar el acceso a la mifepristona, un medicamento utilizado habitualmente tanto para realizar abortos como para el manejo de abortos espontáneos. También alienta a los estados a impedir que clínicas de Planned Parenthood reciban fondos de Medicaid.

El lema “más bebés” se ha adoptado en los más altos niveles del gobierno federal. “No recuerdo otra administración tan alineada con el movimiento pro natalidad”, dijo Brian Dixon, vicepresidente senior de asuntos gubernamentales y políticos de Population Connection.

Días después de asumir el cargo, el vicepresidente JD Vance declaró: “ Quiero más bebés en Estados Unidos”. También ha criticado las decisiones de hombres y mujeres que han optado por no tener hijos.

En octubre, la Casa Blanca anunció descuentos en ciertos medicamentos utilizados en tratamientos de fertilización in vitro a través de TrumpRx.gov , un sitio web del gobierno, aún no lanzado, que busca conectar a los consumidores con medicamentos a más bajo precio.

Mehmet Oz, actual director de Medicare y Medicaid, celebró la posible llegada de “ bebés Trump ” gracias a los fármacos de fertilidad más baratos.

La administración también anunció que animaría a los empleadores a ofrecer beneficios en las prestaciones por fertilidad como una opción independiente en la que los empleados puedan inscribirse.

Pero esa medida está lejos de la promesa anterior de Trump de hacer que los tratamientos de fertilización sean gratuitos y puede que no sea suficiente para contrarrestar otras preocupaciones financieras a largo plazo que a menudo influyen en la decisión de tener hijos.

Angel Albring, quien tiene seis hijos, dice que su sueño de tener una familia numerosa siempre dependió de poder trabajar y evitar los costos del cuidado de los niños. Su carrera como escritora freelance le permitió contribuir al ingreso familiar trabajando durante las siestas de sus hijos o por la noche, cuando el resto de la familia dormía.

“La frase ‘duerme cuando el bebé duerma’ nunca aplicó en mi caso”, comentó.

Pero dijo que algunas de sus amigas no tienen esa misma suerte. Temen no poder tener hijos por el alto costo del cuidado, además de los alimentos y de la vivienda.

Mientras tanto, la administración Trump ha impulsado otra política que busca dar a los pequeños un respaldo financiero futuro.

La ley de presupuesto creó una “ Cuenta Trump ”, financiada inicialmente con $1.000 del gobierno federal —lo que se conoce popularmente como “bono por bebé”— para cada niño estadounidense que cumpla con los requisitos.

Los primeros depósitos están previstos para 2026, y el gobierno abrirá automáticamente una cuenta para niños nacidos entre el 1 de enero de 2025 y el 31 de diciembre de 2028.

Los padres podrán aportar hasta $5.000 anuales a la cuenta y los empleadores hasta $2.500 . Se prevé que estas cuentas funcionen como un ahorro a largo plazo, con restricciones para retirar los fondos antes de que el niño cumpla 18 años. Después de eso, se convertirían probablemente en cuentas de jubilación tipo IRA.

Esta tendencia pro natalidad también ha llegado a otras agencias del gobierno federal.

El secretario de Transporte, Sean Duffy —padre de nueve hijos —, ordenó a su departamento priorizar fondos federales para comunidades con altas tasas de matrimonios y nacimientos , aunque aún no se han anunciado proyectos directamente vinculados a la iniciativa. Durante un tiempo, la administración incluso consideró entregar medallas nacionales a madres con seis o más hijos.

Sin embargo, hay un problema: los datos indican que las políticas y programas propuestos por el gobierno de Trump no necesariamente funcionarán.

Otros países han implementado planes más sólidos para fomentar la natalidad y apoyar la crianza, sin lograr que suban sus tasas de nacimientos, explicó Michael Geruso, economista de la Universidad de Texas-Austin, quien es partidario de que crezca la población global.

Por ejemplo, Israel ha ofrecido tratamientos gratuitos de fertilización in vitro por casi tres décadas, y aun así su tasa de natalidad se ha mantenido estancada, con menos de tres hijos por mujer, explicó Geruso.

Francia y Suecia tienen redes de apoyo social para familias muy extendidas —incluyendo licencias de maternidad y paternidad pagas, así como cuidado infantil y atención de la salud subsidiados—, pero sus tasas de natalidad también están disminuyendo, señaló Peggy O’Donnell Heffington, profesora adjunta de Historia en la Universidad de Chicago y autora de un libro sobre la decisión de no ser madre.

“Nadie ha descubierto aún cómo evitar que la población siga disminuyendo”, explicó Geruso.

Algunos proponen una solución distinta para revertir la caída poblacional en el país: aumentar la inmigración para asegurar una fuerza laboral joven y una base tributaria más sólida.

Sin embargo, la administración Trump está haciendo lo contrario, revocando visas y creando un ambiente en el que incluso los inmigrantes que están legalmente en el país se sienten cada vez más inseguros.

En 2025, la población inmigrante del país cayó por primera vez desde la década de 1960, según un análisis del Pew Research Center.

Mientras tanto, según los críticos del gobierno, el énfasis en promover los nacimientos le sirve a la administración Trump y a los republicanos para dar la impresión de que realmente ayudan a las familias.

“No estamos viendo políticas que realmente apoyen a las familias con hijos”, opinó Amy Matsui , vicepresidenta de seguridad económica y cuidado infantil del Centro Nacional de Leyes para la Mujer (National Women’s Law Center), una organización sin fines de lucro enfocada en los derechos de género. “Lo que se está promoviendo es un matrimonio blanco, heterosexual, cristiano fundamentalista y con dos padres”.