Reino Unido y Noruega han puesto en marcha lo que altos cargos de defensa en Londres describen ya como una auténtica «mini-OTAN del norte»: una flota naval integrada, interoperable y diseñada específicamente para cazar submarinos rusos, proteger infraestructuras críticas bajo el mar y reforzar el flanco septentrional de Europa ante la creciente presión militar de Moscú.

El acuerdo, anunciado ayer durante la visita del premier Keir Starmer a la base aérea de Lossiemouth (Escocia), marca un cambio cualitativo en la arquitectura de seguridad europea. Londres y Oslo no se limitan a estrechar la cooperación: se comprometen a operar como si fueran una sola armada, compartiendo buques, tecnología, mantenimiento, entrenamiento y mando operativo en determinados escenarios. Esta iniciativa bilate

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