La visita a la India iniciada ayer por Vladímir Putin puede considerarse una de las más importantes del mandatario ruso en los últimos años. Se trata de su primer viaje oficial a ese país desde el inicio de la guerra en Ucrania y llega en un momento de presiones occidentales hacia Nueva Delhi, mientras las relaciones entre los países asiáticos se están reconfigurando. Durante dos días, el presidente Putin y el primer ministro indio, Narendra Modi, encabezarán la 23ª cumbre anual de cooperación bilateral, en la que ambos mandatarios buscarán actualizar lo que denominan su “Alianza Estratégica Especial y Privilegiada”.

Desde la perspectiva política, el viaje es una declaración de intenciones. Para India, representa la voluntad de mantener su autonomía estratégica frente a las crecient

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