Guadalajara, Jal. Durante 13 minutos, miles de personas quedaron con el corazón detenido. Joan Manuel Serrat decidió salirse del salón de la FIL, insuficiente ante la cantidad de quienes querían ingresar a escucharlo, porque los que quedaron fuera hacían un griterío de tal tamaño que no se podía escuchar nada.
“Les agradezco a todos, pero es imposible mantener un acto de un calado efectivo con un alboroto así. Perdonen ustedes, buenas tardes”, dijo el cantautor catalán, mientras se ponía de pie, recogía unas hojas que nunca leyó y salía del estrado, al que había llegado apenas 10 minutos atrás.
El ruido no cesaba, la gente empujaba para entrar pese a lo atestado del lugar, todos querían ver o al menos sólo escuchar a Serrat pero el cupo no daba para más. Hasta que cerraron la puerta com

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