Hace un tiempo escribí que el peronismo tenía que recuperar su capacidad de escuchar y su audacia para transformar . Sigo pensando lo mismo, pero hoy siento que hay que ir un paso más allá.

En unas jornadas de Pastoral Social de CABA escuché una frase que me quedó resonando: “las viudas de Francisco”. La advertencia era sencilla: una comunidad que se queda atrapada en la nostalgia no puede avanzar. Y siento que al peronismo le pasa algo parecido. Nos aferramos tanto a lo que fuimos que a veces nos cuesta ver lo que podemos volver a ser.

Ser “viuda del peronismo” no es honrar la historia: es inmovilizarla. Es convertir la memoria en un museo. Es discutir liturgias mientras perdemos representación real. Es suponer que lo que funcionó hace décadas tiene la misma potencia hoy, en un pa

See Full Page