El 21 de noviembre, Tabasco vivió una c elebración enorme, el gobierno estatal habilitó el Estadio Centenario para que la gente siguiera en vivo la final de Miss Universo desde Tailandia.

El ánimo estalló cuando Fátima Bosch, tabasqueña e hija de un funcionario de Pemex , fue coronada ganadora. Las felicitaciones llegaron desde la presidenta Claudia Sheinbaum y la propia petrolera.

Pero la alegría duró muy poco. Horas después comenzaron a circular denuncias y revelaciones que pusieron en tela de juicio la imagen y confiabilidad del certamen .

Fue precisamente DW, el principal medio público de Alemania , quien advirtió que lo que parecía un triunfo histórico estaba rodeado por un “coctel de crimen y huachicol” que involucra a empresarios, funcionarios, militares y cárteles.

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