Kasparas Jakucionis llegó al Miami Heat como una inversión de futuro. La franquicia vio en él a un base de casi dos metros con lectura de juego, físico privilegiado y una proyección que lo colocó entre los talentos más interesantes de su generación. Pero el camino del novato no ha sido sencillo. Recién seleccionado con el pick 20 del Draft, pasó más tiempo en el fondo del banquillo que en la pista, obligado a buscar minutos reales donde pudiera encontrarlos: en la G-League.
Allí, con Sioux Falls Skyforce, comenzó el proceso que Miami esperaba. Más repeticiones, más balón, más exposición a errores y aciertos. El cuerpo técnico lo dejó claro desde el inicio: lo importante era jugar, sentirse libre y sumar la experiencia que no había tenido durante la pretemporada debido a molestias físic

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