Un nuevo estudio científico ofrece una explicación concreta sobre por qué la actividad física se asocia con un menor riesgo de cáncer y mejores resultados durante los tratamientos. Los investigadores descubrieron que hacer ejercicio obliga a los músculos a aumentar de manera notable su consumo de glucosa, la misma fuente de energía que utilizan muchos tumores para crecer. Al competir por este combustible, los músculos dejan menos disponible para las células cancerosas.

Los músculos “quitan” la glucosa al tumor

Durante el ejercicio, las fibras musculares incrementan su demanda energética. Esto provoca que el cuerpo redirija la glucosa hacia los músculos activos, dejando a los tumores con un acceso más limitado al azúcar que necesitan para multiplicarse. Según los autores del estudio, este

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