En Santiponce, a pocos minutos de Sevilla, el yacimiento de Itálica conserva una de las ciudades romanas más relevantes de la península. El trazado urbano, los mosaicos y un enorme anfiteatro permiten entender cómo fue la vida aquí durante el Alto Imperio Romano
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A pocos minutos de Sevilla, en el municipio de Santiponce, se conserva uno de los yacimientos romanos más importantes de la península ibérica: Itálica. Fue una ciudad clave en el Alto Imperio, lugar de nacimiento de los emperadores Trajano y Adriano, y hoy todavía mantiene parte de su trazado urbano, algunos mosaicos excepcionales y uno de los anfiteatros más grandes que construyó Roma.
La visita sorprende por lo fácilmente reconocible que sigue siendo el espacio. Entre calles rectas, restos del sistema de alcantarillado, casas amplias y termas, se intuye con bastante claridad cómo funcionó la ciudad en su época de mayor esplendor. Y aunque una buena parte permanece enterrada bajo el actual pueblo de Santiponce, la zona excavada es lo bastante extensa como para recorrerla a simple vista y hacerse una buena idea del conjunto.
Una ciudad que nació tras la batalla de Ilipa
Itálica se fundó en el año 206 a. C., después de que Publio Cornelio Escipión derrotara a los cartagineses en la batalla de Ilipa. Aquel asentamiento militar inicial se estableció sobre un lugar ocupado previamente por poblaciones turdetanas, pero fue la presencia romana la que marcó el desarrollo posterior. Con el paso del tiempo, aquel campamento se convirtió en un municipio plenamente integrado en la estructura política de Roma.
El gran salto urbanístico llegaría más tarde, en el siglo II, con Adriano, nacido en esta misma tierra. Bajo su mandato, la ciudad fue elevada al rango de colonia y experimentó una importante ampliación hacia el norte y el oeste. Esa expansión dejó un trazado ordenado, manzanas amplias, edificios monumentales y un sistema de abastecimiento y alcantarillado que hoy sigue siendo uno de los puntos más llamativos del yacimiento.
La decadencia llegó a partir del siglo IV, cuando comenzó a sufrir una progresiva pérdida de población y parte de la ciudad quedó abandonada. Con los siglos, una zona del antiguo núcleo urbano quedó sepultada bajo Santiponce, pero el resto es la que aún puede visitarse hoy.
Qué ver en Itálica
El recorrido por el yacimiento permite entender bien la forma de la ciudad. Las calles conservan la estructura ortogonal propia del urbanismo romano, con aceras que estuvieron porticadas y restos del pavimento original en algunos puntos. También es posible ver desde la superficie parte de la red de cloacas, un sistema complejo que canalizaba el agua bajo la superficie, así como algún tramo de tuberías. • El anfiteatro
Uno de los elementos más conocidos de Itálica es su anfiteatro, que llegó a tener capacidad para unos 25.000 espectadores. A pesar de los daños sufridos, su tamaño sigue impresionando. La fossa bestiaria, donde se albergaban distintos servicios de los juegos y, sobre todo, las jaulas de los animales, permanece al aire y se identifica a la perfección.
El edificio se adapta al terreno con bastante naturalidad y conserva parte de sus accesos principales. Aunque falten muchos elementos, la estructura ayuda a imaginar cómo debió ser un día de espectáculo, con el ambiente que generaba un recinto de esta escala. Es muy interesante adentrarse en los túneles de acceso que recorren el inferior de las gradas.
Si nunca has estado en Itálica pero sí has visto la serie Juego de tronos, ya has visto este anfiteatro (a su manera, claro) porque fue un escenario protagonista al final de la séptima temporada. • El teatro romano
El teatro no está en el conjunto arqueológico principal de Itálica, sino que se encuentra en el casco urbano de Santiponce. Es uno de los edificios más antiguos del conjunto y fue construido en época de Augusto. Tenía capacidad para unas 3.000 personas y hoy continúa utilizándose para representaciones culturales, lo que mantiene vivo el uso para el que fue creado. Su recuperación arqueológica muestra la parte de las gradas, el sistema de accesos originales, la orchestra y parte de la scaneae. • Las casas y los mosaicos
Itálica destaca también por sus domus, algunas de ellas muy bien conservadas. La Casa de los Pájaros es una de las más conocidas. Su mosaico central, con una gran cantidad de aves representadas, conserva una calidad espectacular. La distribución de la vivienda permite reconocer patios, habitaciones principales y zonas de servicio.
Otra parada habitual es la Casa del Planetario, cuyo mosaico representa las divinidades asociadas a los días de la semana. Es una obra amplia, con buena parte del diseño aún legible, y funciona casi como un resumen de la cultura romana en un solo motivo decorativo.
El Edificio del Mosaico de Neptuno forma parte de un complejo termal y destaca por la escena marina que da nombre al conjunto, donde no faltan aves y criaturas fantásticas. Es un ejemplo claro del tipo de decoración que podía encontrarse en las zonas acomodadas de la época. • Termas y edificios semipúblicos
Las Termas Mayores muestran la importancia que este tipo de instalaciones tenían en la vida cotidiana. Aunque se conservan de forma irregular, es posible distinguir varias zonas, como el frigidarium y las piscinas exteriores. Por su parte, las Termas Menores, situadas en el casco urbano de Santiponce, rodeadas por las casas de los vecinos, pertenecen a una fase anterior y más antigua.
Otro espacio interesante es el Edificio de la Exedra, probablemente vinculado a alguna asociación local o collegium. Sus restos, que ocupan una gran manzana de 4.000 metros cuadrados, permiten reconocer zonas de reunión, áreas para la práctica de deporte y espacios para el baño. • El sistema hidráulico y las murallas
La ciudad se abastecía gracias a dos acueductos. El más antiguo, del siglo I. d.C., venía del río Guadiamar, pero en época adrianea se hizo otro que recorría cerca de 37 kilómetros desde Fuentes de Tejada. El agua llegaba a una gran cisterna y se distribuía mediante tuberías de plomo y canales a viviendas, termas y fuentes públicas. Varias de estas conducciones pueden verse aún en el yacimiento.
Las murallas que se observan hoy corresponden a la ampliación adrianea. Llegaron a abarcar más de 50 hectáreas y encerraban una ciudad que presumía de la prosperidad del momento. De ellas, poco queda hoy día.
Un poco de información práctica
Santiponce, donde se encuentra Itálica, está a unos 15 minutos en coche desde Sevilla. También se puede llegar en autobús interurbano, que deja a poca distancia del acceso principal. No cuenta con aparcamiento propio, pero se puede aparcar en las inmediaciones sin demasiadas complicaciones.
La visita es gratuita para ciudadanos de la Unión Europea. Para el resto de visitantes, la entrada cuesta 1,5 €. El recinto cierra los lunes, excepto cuando coincide con la víspera de un festivo. El recorrido es cómodo, pero se agradece ir con calzado adecuado, porque parte del firme es irregular. No se venden bebidas en el interior, así que conviene llevar agua, especialmente en los meses calurosos. Hay poca sombra y en verano el sol pega sin contemplaciones, por lo que, si se puede, es mejor elegir cualquier otra estación del año para realizar la visita.
Cotidiana Vitae, una forma de completar la visita
En el propio Santiponce se encuentra Cotidiana Vitae, un centro municipal pensado para completar la experiencia de Itálica. El espacio reproduce diferentes ámbitos de una ciudad romana del siglo II, desde una calle con sus tiendas hasta unas termas explicadas a través de un audiovisual.
También se ha recreado una domus, con estancias que permiten hacerse una idea clara de cómo era una vivienda de cierto nivel, con sus estucos, sus mosaicos y reproducciones del mobiliario La visita puede hacerse por libre, siguiendo paneles informativos, o de forma guiada, y es un complemento muy útil para quienes quieran entender mejor la vida cotidiana de la época.

ElDiario.es

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