‘Llegar a mi casa, bañarme y descansar’… Eso era todo lo que quería y fue lo primero que el Pacman Fernández pensó apenas se escuchó el fallo que lo convertía en nuevo campeón mundial Gold, de la categoría Welter de la AMB. Asi de sencillo, con eso era suficiente . Se le cruzaron por su mente los tres durísimos meses de preparación, entrenamientos, rutinas y dietas repartidos entre Mendoza y San Juan. Se le cruzó el respaldo incondicional de todos los suyos, de su mamá, de sus hermanas, de sus hermanos, de sus hijos y de su novia. Todo fue una película que se pasó en dos segundos. Después sí, los festejos, el delirio. La esperada consagración tras 20 años de sacrificios y trabajo.

Pasó todo eso. Las luces, los flashes, la euforia. Ezequiel Fernández, el flamante campeón, tenía que volver

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