Pasan los meses y nada. Más de un año ya. Y nada.

Estridencias por la marcha de la Generación Z, desplantes del señor Azteca-Elektra, pero nada.

Ante tal amenaza, las oposiciones tienen que ser extremadamente inteligentes y hábiles, deben ir tejiendo ideas que permitan diseñar proyectos alternativos viables y convincentes para la sociedad, a partir de planteamientos que le interesen y le sirvan a la gente común, no exclusivamente a su propio ideario político. Si un grupo opositor sólo representa su propia imagen frente al espejo, con ideas radicales que asemejan a la propaganda extremista de los poderes que combate, terminará por no convencer de nada a nadie, acaso a unas cuantas sombras que sólo reflejarán su narcisismo político.

No hay nada más sano para cualquier democracia que conta

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