James Rodríguez encontró en el fútbol brasileño un escenario ideal para extender su carrera con un rol más cerebral y menos físico. Su precisión en pase, visión de juego y experiencia internacional lo han convertido en un mediocampista que marca diferencias desde la organización y la pelota quieta. Aunque ya no corre como antes, su impacto en la creación ofensiva sigue siendo determinante. Entrenadores y analistas destacan que James se adaptó al ritmo del torneo y aporta liderazgo en los momentos claves. Su evolución demuestra que aún tiene mucho que ofrecer en el fútbol sudamericano. 786
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