8 de diciembre de 2025 - 09:35

Argentina compró seis aviones F-16 que nacieron cuando Raúl Alfonsín todavía contaba los muertos de Malvinas y Leopoldo Fortunato Galtieri era un mal chiste en los cuarteles. Aviones que ya pelearon todas las guerras norteamericanas de los últimos cuarenta años y ahora llegan a un país que nunca pudo pelear la suya.

Los compramos usados a Dinamarca por 300 millones de dólares. Trescientos millones que podrían haber sido hospitales, trenes o un aumento equivalente a varios meses de jubilación mínima para millones de ancianos, pero que se van en fierros viejos porque alguien decidió que la soberanía se mide en cantidad de alas prestadas.

Los Mirage, nuestros últimos cazas supersónicos -esos aviones franceses capaces de romper la barrera del sonido-, se fuero

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