Durante décadas, la intimidad del cuarto de baño fue un territorio vedado incluso para la tecnología más invasiva, un espacio culturalmente blindado frente a la obsesión moderna por la medición constante del cuerpo. Sin embargo, lo que hace tiempo empezó en Japón , apunta a convertirse en la mina de los huevos de oro de occidente: el negocio de las heces humanas.

El inesperado ascenso del “dato fecal” . Bloomberg lo recordaba en una pieza este pasado fin de semana que comenzaba con una escena que se dio hace poco y que simbolizaba el punto de inflexión: un gastroenterólogo sosteniendo entre las manos un trozo de heces secas en el plató de un podcast, debatiendo su forma como si evaluara una pieza escultórica.

La fascinación por el tránsito intestinal , antes relegada al á

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