Llegó diciembre de 2025 y con él ese momento inevitable en el que el calendario nos invita a mirar hacia atrás, a revisar los pasos que dimos —y también los que no—. Es tiempo de balances sinceros, de esos que no se publican en redes ni se celebran con pólvora, pero que pesan en el corazón y forman carácter.

En la casa, ¿cómo nos fue? ¿Hubo paciencia o más bien estallidos de mal genio? ¿Compartimos la mesa, la risa, el oficio, o nos ganó la prisa y la pantalla? En la vida cotidiana siempre queda un registro silencioso: el día en que ayudamos sin que nos lo pidieran, o aquel en que fingimos no ver la tarea pendiente. Todo suma. Todo cuenta.

Con los amigos, con la novia o el novio, con cada persona que hace parte de nuestro pequeño universo… ¿fuimos leales? ¿fuimos apoyo o tormenta? Los ví

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