En medio de una política de Paz Total desprestigiada y que agoniza con cada ataque perpetrado por quienes alguna vez se sentaron a dialogar con el Gobierno, solo una negociación parece avanzar: la que los delegados de Gustavo Petro sostienen con el Clan del Golfo; sin embargo, su premura genera resistencia en diferentes sectores pues no expone acciones reales para que la organización deje de delinquir.

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El espacio sociojurídico entre el Gobierno y el grupo que también se hace llamar Ejército Gaitanista de Colombia (EGC) acordó la semana pasada en Doha, Catar –donde se lleva a cabo la negociación–, un marco de entendimiento que incluye tres zonas de ubicación temporal de combatientes de esa estructura

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