Juegos de poder

La mentira es inherente a la política. No hay político que, de alguna manera u otra, falsee la realidad a su favor. O que, por lo menos, manipule los datos con el fin de maquillarla para que no se vea tan fea.

Pero una cosa es mentir y otra diferente es creerse una mentira.

Lo primero lo hacen los políticos con el cinismo que los caracteriza.

Lo segundo resulta más peligroso para la sociedad cuando esos políticos están en el Gobierno. Mientras que la realidad va hacia un lado, el gobernante piensa que va en sentido contrario. Esta disociación puede acabar siendo muy costosa.

Veamos el caso de la presidenta Sheinbaum en relación con la economía.

La realidad es que las cosas no van bien en este ámbito. Estamos llegando a siete años de estancamiento económico. El crecimi

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