En los últimos meses, el Ministerio de Capital Humano avanzó con una serie de decisiones que impactan de lleno en la formación docente en todo el país. La Resolución N° 476/2024 y el proyecto de modificación de la Ley Nacional de Educación se presentan como una “actualización” necesaria frente a los cambios del mundo actual. Sin embargo, detrás de ese discurso amable se esconde algo mucho más preocupante: una reforma que no busca innovar, sino ajustar. Y que intenta nivelar para abajo.

Bajo la excusa de hacer más “eficiente” la formación, se propone achicar la carga horaria de los profesorados, reducir espacios de formación teórica, diluir materias específicas en nombre de una supuesta “transversalidad” y avanzar hacia un modelo híbrido con mayor virtualidad, lo que no responde a una de

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