Salir a caminar por Barcelona y no toparse con algún local donde no haya que hacer cola para adquirir algunos de los productos que venden ya no es una anomalía. En la capital catalana ya no sorprende ver colas que se alargan por aceras estrechas o esquinas icónicas. No son para conciertos ni para colecciones de moda efímeras; son para helados, fresas bañadas, pollo frito o postres pensados milimétricamente para salir bien en cámara. Y Barcelona, como Ámsterdam, Londres o Roma, se ha integrado plenamente en la nueva cultura global del "tienes que hacer cola si quieres estar ahí".

El miedo a perderse algo

Los psicólogos lo explican con tres palabras: FOMO (fear of missing out) , prueba social y performance . Cuando vemos una cola, interpretamos que aquello vale la pena. Es un instint

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