En su Sexual personae (1990, publicado en español por Deusto en 2020), Camille Paglia dedica casi novecientas páginas a reflexionar acerca del vínculo indisociable entre la belleza apolínea y el desborde dionisíaco (o ctónico, que pertenece o habita en el inframundo o el interior de la tierra, en contraposición a las deidades o seres celestes) en el arte de Occidente, desde Egipto al día de hoy. “El principio griego de dominio por parte de la persona hermosa, como obra de arte, está implícito en la cultura occidental”.

Por más que hayan pasado dos mil quinientos años desde el siglo de Pericles (el V antes de nuestra era) y estemos a doce mil kilómetros de distancia del Ática, comprendemos sin dificultad esta frase: está aún vigente.

En un mundo globalizado y sometido a las redes de u

See Full Page