La ciudad de Sao Paulo es conocida por muchas cosas. Como en pocas ciudades, casi siempre está llena de helicópteros que transportan billonarios o llevan a personas acomodadas que quieren evitar el tráfico de la ciudad de camino hacia su trabajo, casi siempre en empresas privadas.
Pero no todos. Parte importante de la clase acomodada de Sao Paulo -y, también, de Rio de Janeiro, de Bahía, de Bello Horizonte- está integrada por miles de funcionarios públicos que, como en ningún otro país de América -y casi que del mundo- r eciben salarios superiores a los estimados en la Constitución y las normas salariales del país.
Así lo revela un reciente estudio del “ Movimento Pessoas à Frente ” y “ república.org”, dos organizaciones de la sociedad civil de Brasil, que han publicado que más de 5

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