En la barriada pacense de Antonio Domínguez, donde el nombre de un bar puede decir más que el de una avenida, Las Palmeras mantiene desde hace décadas el pulso cotidiano del barrio. Es uno de esos locales que han acompañado la vida de generaciones enteras, un bar que nació de un revés y que, con el tiempo, se ha convertido en una referencia imprescindible gracias a la constancia de la familia Benavides, que convirtió la necesidad en oficio y el oficio en identidad.
La historia comienza en 1980, cuando Manuel Benavides Cacho, después de trabajar varios años en Alemania, regresó a Badajoz para ocupar un empleo que nunca llegó a cumplirse. Junto a su esposa, Isabel Becerra Torrado, decidió abrir el Café Bar Las Palmeras. Aquel primer local, sencillo y levantado con pocos recursos, abría a la

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