París

El museo del Louvre subestimó el riesgo de robo al no atajar sus agujeros de seguridad. Es la conclusión de la investigación administrativa que se lanzó tras el robo de joyas de la galería Apolo el pasado 19 de octubre con un botín estimado en 88 millones de euros, y que pone el foco además en la obsolescencia del equipamiento del museo.

Uno de los principales problemas se sitúa en el centro de control de seguridad, que se considera demasiado anticuado y carece de una pantalla para ver simultáneamente todas las imágenes de las zonas sensibles del edificio. Así pues, aunque una cámara exterior del edificio pudo filmar cómo se desplegaba el montacargas con el que los ladrones pudieron llegar a la ventana por la que irrumpieron en el museo, las imágenes no se visualizaron inmediatam

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