Por Javier Sicilia

En la FIL de Guadalajara Jacobo Dayán y yo nos encontramos con Alberto Ruy Sánchez. Hablamos de la profunda crisis de violencia que atraviesa el país. Nos recordó entonces el mito de Casandra –“La hermana de los hombres”– cuando Apolo, después de haberle dado el don de la profecía, le escupe encolerizado en la boca. Desde entonces, Casandra siguió teniendo el don, pero ya nadie creyó en sus vaticinios. Hermana de Paris y Héctor, repetidas veces anunció la caída de Troya, incluso el engaño, dice Dares Frigio, del famoso caballo que victimaría a la ciudad y a sus ciudadanos, pero nadie la escuchó.

No sé si al recordar a Casandra, Ruiz Sánchez pensaba en el discurso que las víctimas, coaligadas en el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, pronunciaron en el Zócalo

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